Hace unos días quedé en almorzar
con unas amigas en un restaurante del centro comercial de la costa verde, luego
nos fuimos a hacer algunas compras. Y mientras caminábamos veía a muchos chicos
guapísimos. Evidentemente solo los miraba, sin embargo, una de mis amigas se
lanzó a piropearlos, a pasarles la voz directamente, a preguntarles la hora e incluso hasta
tomarse fotos con ellos. Sí, sé lo que se les viene a la mente, porque a mí
también se me vino en ese momento -¿Qué le pasa a esta ofrecida?-.
Y aquí viene el prejuicio social partiendo de
mí, por pensar que una mujer en pleno siglo 21 no puede galantear a un hombre
en plena vía pública, y como yo muchas. Se han dado cuenta que las primeras en
brindar adjetivos calificativos destructivos a mujeres, somos nosotras mismas las mujeres. ¿Por
qué una mujer no es decente cuando anda de bar en bar buscando hombre o cuando
habla deliberadamente con su amiga por teléfono de sus encuentros sexuales en
plena ruta de la orión? O por qué cuando conocen el historial de una mujer y en
su haber ha tenido encuentros efímeros con tipos fugaces luego de una rumba, la
tildan de facilona o si no en el caso de
que anden saliendo con dos chicos a la vez la llaman ‘Candy’
Sin embargo, si se aplaude el
habitual tour noctámbulo que se dan los hombres los fines de semana por bares y
discotecas de lima y balnearios para invitar un trago a una, dos o tres mujeres
a la vez con la esperanza de la compañía de una de ellas hasta el alba, y en
las siguientes horas vanagloriarse frente a sus amigos de la perfect performance de macho alfa que tuvieron con la suertuda. Entonces
en donde queda la “igualdad” entre hombres y mujeres que andas exigiendo cada 8
de marzo. ¿Por qué te gastas en exigir algo que tú no respetas?
Deja de seguir reclamando la
igualdad de género, porque somos las primeras en echarnos lodo, porque nos
encanta ponernos en plan de victimas frente a los hombres, porque nos resulta
aún cómodo las formas machistas que existe en la sociedad y que las defendemos.
Entonces si de verdad quieres que
esto cambie, comienza a respetarte y a respetar a tu amiga, tu vecina, tu
compañera de clase o de trabajo, a la ex de tu novio y a cualquier mujer que se
te cruce en tu vida y quizás así no volvamos a tocar este tema de igualdad.